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Arquitectos: Nil Brullet Arquitectura
- Área: 917 m²
- Año: 2019
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Fotografías:Andrés Flajszer
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Proveedores: AICOMAR, FORESTAL VIC, GILTEULADES, Guardian Glass, Gutex, MAUSA, SYLVERCO
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El complejo industrial de Can Luna está situado en el Noroeste de La Garriga, contiguo con el río Congost (que delimita la trama urbana) y en una posición clave para el desarrollo urbano del municipio.
El ayuntamiento se plantea transformar la totalidad del conjunto, formado por tres grandes naves, en un nuevo espacio sociocultural. La transformación se ejecutará en 3 fases de las cuales, de momento, solo se ha realizado la primera (la correspondiente a la nave central), donde se pide desarrollar un espacio polivalente, es decir, un gran espacio en la nave para realizar todo tipo de actividades con sus correspondientes servicios. El proyecto ha tenido en cuenta la renovación de la totalidad del conjunto.
La primera acción propuesta es el vaciado del patio central de Can Luna (con la consiguiente demolición de los volúmenes anexados) de tal manera que recupere su aspecto original, tome dimensión urbana y recobre un espacio de relación bastante amplio desde el que acceder a las naves.
La demolición de los volúmenes anexados permite la realización de una de las ideas fuertes del proyecto: la construcción de una nueva galería de acceso que sirve como organizador de las circulaciones, permite un acceso flexible, y opera como gestor climático. Esto es, como regulador higro-térmico y lumínico: en invierno cierra sus aperturas y capta radiación, en verano estas se abren para ventilar las claraboyas, y la vegetación y el voladizo protegen de radiación la fachada. La realización de la galería es compatible con la ejecución por fases pedida por el ayuntamiento. En la primera fase, la que ya se ha construido, se ha ejecutado la parte delante de la Nave Rehabilitada. En las sucesivas fases, se irá completando la galería a medida que se vayan rehabilitando el resto de naves.
La rehabilitación de la propia nave B busca potenciar su arquitectura y adecuar el espacio a los nuevos requerimientos funcionales. El primer punto con que se enfrentó la actuación realizada fue tratar de conservar el elemento más característico de la Nave, su cubierta cerámica con las potentes cerchas de madera que ordenan el espacio interior, para el cual fue necesario reforzar tanto cerchas, como correas.
Seguidamente se derrocaron los alféizares de las ventanas consiguiendo dos efectos esenciales: generar aperturas muchos más amplías que permiten un mejor asoleo del interior y crear múltiples accesos al interior de la Nave. Al mismo tiempo, se restauraron las ventanas de la fachada proyectando las vistas hacia el exterior. Esta doble intervención permite, manteniendo la morfología prototípica de muros y aperturas de los edificios industriales, lograr una gran permeabilidad visual que atraviesa el edificio conectando el patio de Can Luna, la galería de acceso, el interior de la Nave y el espacio verde del río Congost.